Thiago Flores tenía 11 años y jugaba en el Club El Rayo, del partido de Merlo. En la cancha del club estaba jugando con sus primos cuando se colgó del travesaño, comenzó a balancearse y cayó junto con el arco que lo golpeó en la cabeza, un golpe mortal que le quitaría la vida.
El club cuenta con dos canchas, una chica y una grande. Los tíos, junto a sus amigos, habían alquilado la más grande para jugar. Además de llevar a sus hijos, lo llevaron a Thiago.
La cancha más chica estaba vacía, con las luces apagadas y los menores se metieron a jugar al futbol. Eran pasadas las 19 y estaba oscuro; Thiago se había puesto a defender el arco, sin saber que esa decisión terminaría siendo fatal.
Nadie le advirtió que era peligroso balancearse de esa manera ya que sus primos eran menores que él. Al desencadenarse el suceso trágico, atinaron a salir corriendo a pedirle ayuda a los adultos.
Thiago se encontraba inconsciente; sus tíos llamaron rápidamente a una ambulancia, pero al ver el grave estado de su sobrino, lo trasladaron inmediatamente al Hospital Malvinas Argentinas.
El hospital se encontraba a 15 cuadras del club y a pesar de los esfuerzos de sus familiares y su rápido accionar, el nene llegó sin vida.
Thiago jugaba en el club desde los 5 años. Tenía dos hermanas: una más grande y otra más chica, de apenas un año y medio. Entrenaba dos veces por semana y no se perdía ningún partido.
“Queridas familias, como todos ya saben, en estos momentos solo nos queda acompañar a la familia de Thiago. Recurrimos a la solidaridad de todos para llevar a cabo una colecta y poder ayudarlos a atravesar este duro momento. Por mínima que sea, toda colaboración será bienvenida. Los datos a continuación son de mi cuenta de Mercado Pago”, escribió Darío, uno de los padres que integran la Subcomisión de Fútbol, en el muro de Facebook del club y las donaciones no tardaron en llegar.
Gracias a la colaboración de las familias, los padres de Thiago ya recibieron una primera transferencia de $51 mil pesos. “Es el día de hoy que me siguen llegando notificaciones. Volvimos a juntar más dinero y ya llegamos a los $70 mil”, se enorgulleció Darío, quien junto al resto de la Subcomisión se pusieron a disposición “desde el minuto uno” porque saben que “trabajan por su cuenta” y que necesitan el dinero.