Se dio a conocer la condena para los secuestradores del padre de Carlos Tevez, el cual sucedió en 2014. La Corte Suprema de Justicia, dejó firme la sentencia para dos de los cuatro acusados.
Jonatan Ezequiel Romero y Sergio Ramón Lugo, fueron condenados a 10 y 12 años de prisión, respectivamente, por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) 4 de San Martín, por el episodio que tuvo como victima a Segundo Tevez, quien falleció en febrero a los 58 años. La defensa de los imputados efectuó sus argumentos, pero el máximo tribunal los consideró inadmisibles.
El fallo unánime, de menos de media carilla, expuso que “los recursos extraordinarios, cuya denegación originó esta queja, son inadmisibles”. El escrito fue firmado en formato digital por quienes conforman la Corte Suprema.
El presidente de la Corte, Ricardo Rosenkrantz, y los ministros Elena Highton, Juan Carlos Maqueda, Ricardo Lorenzetti y Horacio Rosatti invocaron el artículo 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, que se refiere a casos que no habilitan la intervención del máximo tribunal.
Además de Romero y Lugo, el TOF 4 de San Martín dictó un fallo que también impone una condena para Carlos Sebastián Zapata, a 10 años, y Juan Carlos Baeza Portillo, cinco años y tres meses. Por otro lado, dos procesados fueron absueltos.
El tribunal, en su resolución, llegó a la conclusión de que los condenados fueron coautores de los delitos de “robo agravado por haberse cometido en poblado y en banda, privación ilegal de la libertad agravada y secuestro extorsivo agravado por haberse cometido por más de tres personas y haberse cobrado rescate”.
Aquel 29 de julio de 2014, a las 8:30 de la mañana, Segundo se dirigía a Morón por la Autopista del Oeste. Sin embargo, a unas cuadras, fue interceptado por tres personas armadas que lo obligaron a descender de su vehículo para robarse el mismo, dentro se hallaban los documentos y el dinero que llevaba.
Luego, el padre del futbolista decidió caminar unos metros, tratando de encontrar una remisería, pero los delincuentes advirtieron de quien se trataba por su cédula verde y volvieron para raptarlo.